El detenido ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, José López, se negó a declarar ante el juez federal Daniel Rafecas, quien lo indagó por enriquecimiento ilícito y luego dispuso que sea trasladado a la la cárcel de Ezeiza.
«Fue un acto procesal normal, López estaba compensado», definió Rafecas al término de la audiencia en declaraciones a la prensa.
Antes de sentarlo cara a cara con el juez, los custodios despejaron el escritorio, sacaron todos los efectos cortantes o considerados peligrosos y quitaron a López sus esposas y el casco, aunque le dejaron el chaleco antibalas.
El juez comenzó a explicarle sus derechos y, cuando le preguntaron datos personales como la fecha de nacimiento, el ex funcionario se mostró confuso y dijo no recordarla, declaró domicilio real en Tucumán y tampoco recordó los motivos de una condena penal que ya tuvo en su contra.
Según el acta de la audiencia a la que accedió Télam, Rafecas acusó al ex funcionario de 55 años por supuesto enriquecimiento ilícito entre el 28 de mayo de 2003 al 9 de diciembre de 2015, es decir durante toda su gestión en el gobierno nacional como número dos del ex ministro De Vido.
Para ello, se basó en todo lo secuestrado al ser sorprendido arrojando bolsas con dinero en un convento de General Rodríguez, es decir «8.982.047 dólares, la cantidad de euros 153.610; 159.114 pesos y dos relojes marcas Rolex modelos Oyster Perpetual y Spid Master Automatic».
Todo ello fue secuestrado en General Rodríguez, en el procedimiento que quedó bajo la órbita del juzgado de garantías 2 de Moreno.
En la acusación leída a López en la audiencia de este jueves, se detalló la existencia de un incremento patrimonial «que no encuentra respaldo ni justificación acorde a sus ingresos registrados y declarados en las declaraciones juradas patrimoniales» presentadas ante la Oficina Anticorrupción.
La audiencia del ex segundo del ex ministro de Planificación Julio de Vido se concretó a media mañana del jueves, luego de un accidentado arribo de López a los tribunales federales de Retiro y después de mostrarse alterado, intentar quitarse el casco y golpearse la cabeza.
«Por el momento no voy a declarar», dijo López en tono bajo a Rafecas, en su despacho del tercer piso de Comodoro Py 2002, custodiado de cerca por seis agentes penitenciarios y acompañado por su abogada, Fernanda Herrera.
Antes se había reunido a solas durante 30 minutos con la abogada, quien se presentó en tribunales varias horas después del arribo de López y según fuentes judiciales, intentó calmarlo en esa conversación.