El renunciamiento de Messi a la selección nacional acontecido a la salida del vestuario luego de la derrota argentina en la final ha dejado dos aristas desde las que se lo puede abordar: lo emocional y lo racional.
Desde lo emocional, no hay dudas de que todos queremos que Messi siga jugando en la Selección Argentina porque es el mejor del mundo y en mayor o menor medida, solo se perdió un partido de fútbol en una final de un campeonato. Ahora desde la otra arista, la racional, hay más preguntas para hacerse sobre este renunciamiento y es desde allí desde donde se le puede encontrar una explicación que nada tiene que ver con las críticas despiadadas o con el no reconocimiento en nuestro país al astro.
Esta Selección, y más precisamente este «grupo» de jugadores, ha vuelto a poner a la Argentina en lugares futbolísticos que solo ocupó entre 1978 y 1993 en sus más de 120 años de historia en este deporte. Claro, la no concreción de los logros es lo que tal vez se cuestione y allí es donde este grupo «flaqueó».
Ahora bien, consumada esta nueva derrota, varios jugadores de este «grupo» han dejado vencer el cartel de «indiscutibles» y se empezaron a colgar el de «prescindibles». Allí es en donde entra en juego la personalidad de Lionel como líder. Fue él el que bancó a este grupo y el que pidió por varios de ellos cuando sus rendimientos futbolísticos no eran ni para considerarlos. Fue él, el que sugirió el DT. Fue él, el que se rodeó de estos jugadores porque con «ellos» se sentía cómodo adentro y afuera de la cancha. Fue él, el que le impuso, por ejemplo, a Martino hace menos de dos meses la convocatoria de Lavezzi y la permanencia de Biglia, aún lesionado, en el plantel dejando a Pizarro en el Aeropuerto listo para viajar. Fue Lionel el que hizo a su imagen y semejanza este grupo.
A la luz de los hechos, varios de esos jugadores dejarían el plantel por mérito propio o deberían ganarse su lugar de vuelta (casos Agüero, Biglia, Andujar, Di María y hasta Higuaín) antes de «sus» renunciamientos siguiendo al lider. Y hasta el Cuerpo Técnico, con quienes Messi mantiene diferencias en el consenso, estaría bajo la lupa de existir un manejo prolijo de la AFA. Y es allí en donde Messi se planta y toma la decisión.
La Selección debe refundarse, tal vez teniendo en cuenta a este «grupo» pero sumando nuevas caras, nuevas condiciones y hasta tal vez, un nuevo DT y es en ese nuevo escenario donde Messi no se ve como líder . No se cree llevando adelante de un nuevo grupo porque ya lo intentó con este, con sus amigos, y porque en la intimidad sabe que no le respondieron con la confianza que él les dio.
Por eso este renunciamiento tiene tanto que ver con lo emocional como con lo racional. Se deja ver, atrás de las lagrimas, una movida «política» del líder bancando a sus lugartenientes de cara al futuro y una respuesta de ellos siguiendo al líder y seguir gozando de «esos» privilegios de grupo intocable. En el medio un cuerpo técnico que quedo preso de sus limitaciones y de sus concesiones al astro. Todo se puede recuperar, nada es definitivo. Aunque, la Selección debe refundarse sin privilegios.