No le escapó Lanús al denominador común que identificó esta semana a sus otros tres connacionales que iniciaron el camino de la fase de grupos de esta Copa Libertadores, afectados por la extensa inactividad que originó la debacle en la que está inmersa la conducción del fútbol argentino y que se vio claramente a la hora de competir internacionalmente con equipos que tienen mayor rodaje.
Lo padeció San Lorenzo al caer derrotado anoche por 4 a 0 ante Flamengo en el estadio Maracaná y, aunque ambos empataron 1 a 1, tampoco tuvieron ‘nafta’ para cerrar sus partidos ante otros conjuntos brasileños (Atlético Mineiro y Palmeiras, respectivamente) ni Godoy Cruz ni Atlético Tucumán, que empezaron ganando sus partidos.
Pero además y a contrapelo de lo que es lo habitual en el ‘granate’, el técnico Jorge Almirón eligió armar un mediocampo de tres integrantes en el que privilegió la contención por sobre el juego, con mayoría de recuperadores (Iván Marcone y Nicolás Pasquini contra Román Martínez), lo que derivó en que a los delanteros les faltara la alimentación necesaria para acercarse al arco defendido por el ex Atlético Rafaela, Esteban Conde.
Muy apagado Lautaro Acosta, que no encontraba espacio ante el coordinado repliegue del medio campo uruguayo, algo similar a lo que le sucedía al oriental Alejandro Silva, la soledad de José Sand se hizo manifiesta y puso en evidencia que a Lanús le quedó un problema por el momento sin solución: la partida del paraguayo Miguel Almirón al Atlanta United que dirige Gerardo Martino en la MLS estadounidense.
El volante izquierdo de 22 años dejaba un surco cuando se lanzaba por su andarivel y con un rendimiento sostenido se convirtió en el mejor jugador de la mitad del vigente torneo local, pero además fue decisivo en todos los logros alcanzados por el conjunto sureño desde que su homónimo Jorge llegó a la dirección técnica del club.
Con la obtención de la Supercopa Argentina tras aplastar a River Plate por 3 a 0 hace poco más de un mes, en un partido entre dos pares con falta de competencia, pareció que Lanús podría llegar a la arena internacional con otro ritmo, pero esa impresión se diluyó desde el arranque mismo del encuentro.
Es que además de la falta de juego al conjunto argentino le faltó intensidad para doblegar a un Nacional que hizo precisamente de esa faceta su mayor fortaleza, algo con lo que colaboró por cierto el tanto alcanzado por el delantero Hugo Silveira a los 25 minutos del primer tiempo, cuando entró libre por derecha y con un remate bajo doblegó la resistencia del arquero Esteban Andrada, que inconcebiblemente le regaló el primer palo.
Después Lanús tuvo una opción, la más clara del partido y la única del primer tiempo, cuando superada la media hora quedó un balón boyando en el área chica «tricolor» que Sand apenas alcanzó a conectar y sobre la línea logró obturar el defensor Rafael García, aunque tocando el balón con la mano derecha, en una ocasión manifiesta de gol que hubiese ameritado la sanción de un penal de parte del árbitro chileno Roberto Tovar.
Pero más allá de esta circunstancia, lo concreto fue que Lanús fue impotente en el segundo período para quebrar la solidez de los dirigidos por Martín Lasarte, que hicieron de ella su mejor atributo y, ante la fragilidad en la contextura futbolística de su rival, se terminaron llevando tres puntos de oro en el arranque de la fase de grupos como visitantes que le pueden representar un fuerte dolor de cabeza al equipo argentino de cara a la clasificación para los octavos de final.
