Pablo García es un argentino que en el 1 a 1 se radicó en Brasil y puso una agencia de Turismo. Le fue muy bien pero sentía que tenía que hacer algo más. Salió a recorrer el mundo en bicicleta y hoy, de paso por Santa Rosa, está en la parte final de su viaje, con 161.500 kilómetros recorridos entre los cinco continentes, visitando los lugares más espectaculares y más inhóspitos del mundo, y recogiendo experiencias que en breve piensa volcar en un gran documental en serie, que hará con las más de trescientas horas de grabación que atesora.
Luego de recorrer Argentina -viene de Ushuaia y tiene previsto ir hasta Misiones-, su destino final será Buenos Aires, donde en octubre será recibido por miles de ciclistas para plasmar, Obelisco de por medio, una imagen acorde a un final de novela.
“Lo que yo cumplí es el sueño de mucha gente. ¿Quién no pensó alguna vez: ‘dejo todo y me voy de viaje’? Lo que pasa es que no es fácil tomar la decisión. Yo la tomé y hoy me siento realizado, feliz”, le dijo ayer Pablo a LA CHUECA, con lágrimas en los ojos mientras repasaba anécdotas y amores perdidos, y se imaginaba el reencuentro con su familia quince años después de su partida.
“Lo que yo vendo, en el buen sentido de la palabra, es la ilusión de toda esa gente que siempre soñó con dar el paso. Y por eso soy bienvenido en cada lugar del mundo”, agregó García, de 43 años, que interactúa con sus seguidores a través de su sitio web (pedaleandoelglobo.com), en el que se pueden encontrar videos y fotos de cada lugar que visitó, y más de 200 notas periodísticas sobre su travesía, escritas en todos los idiomas imaginables.
En pocos días partirá rumbo a General Pico con su inseparable compañera, una bicicleta israelí que ya lleva recorridos 101.000 kilómetros (es la tercera que usa en el viaje), y que en sus 85 kilogramos carga con el equipaje necesario para vivir y con tesoros de todo el mundo. Lejos quedaron las dudas de Maceió y la decisión de arrancar en busca de un sueño que, 15 años y 161.500 kilómetros después, hoy es una realidad.