Rolando Bernardo Contreras fue uno de los marinos que rescató a más de 300 sobrevivientes del crucero General Belgrano en el conflicto de Malvinas.
En el acto conmemorativo celebrado este lunes 2 de abril, Contreras recordó la gesta de Malvinas. Militar de carrera, fue cabo durante el conflicto y dejó las Fuerzas Armadas, tiempo después, desencantado por el destrato de la sociedad y sus propios camaradas.
Contreras manifestó su emoción en este 2 de abril. “Esto tiene un significado que quizás para cualquier ciudadano común no sea interpretado pero para nosotros tiene un sentido muy profundo, recordar la gesta, recordar a los compañeros, los caídos y en mi caso a todos los que sacamos del naufragio del crucero Belgrano”, afirmó.
Y añadió: “esto es revivir todo eso y te causa una emoción profunda que no se puede describir con palabras, si no se tiene el corazón”, dijo.
Rolando Bernardo Contreras era militar de carrera, cabo primero, mecánico y maquinista de la Marina Argentina en tiempos del conflicto en el Atlántico Sur. “Estuve destinado a la base naval de Ushuaia. El día 6 me sacaron en comisión a mí y dos compañeros más, un salteño y un jujeño a instalar generadores eléctricos para radar en el aviso ARA Francisco de Gurruchaga, contó.
“Fueron pasando los días, estábamos en esa función y llegó el fatídico 2 de mayo, del hundimiento del Belgrano y yo estaba embarcado en el barco. Nos designaron a la búsqueda de los náufragos”, agregó.
Contreras añadió: “fue un momento muy triste, ya que teníamos a compañeros y amigos en el mar. Navegamos toda la noche buscando, sin poder encontrar nada. Hacía un frío inimaginable. Nosotros teníamos frío y estábamos abrigados”, recordó.
La primera balsa fue encontrada al otro día, a las de la tarde. “Empezamos el rescate de los náufragos. Fue una tarea muy difícil, con olas de 11 metros, momentos en que la balsa quedaba abajo y luego subía. Había que sacarlos del agua”, dijo. “Fue muy duro verlos por las condiciones en que estaban. No sé cómo aguantaron tanto sin morir. Era tremendo”, recordó.
– ¿A cuántos sobrevivientes sacaron del agua?
—Alrededor de unos 300 del agua, en el barco chico. Los otros salieron en otros barcos. Recuerdo algo que siento mucho, a un chico de San Andrés de Giles, que habíamos rescatado y murió de un infarto.
—¿Cuánto tardaron en llegar a la posición del Crucero General Belgrano?
—Estuvimos de las 4 de tarde, hasta el otro día a las 6 de la tarde. Más de un día en llegar a encontrarlos. Al crucero lo hundieron en un sector, pero las balsas se derivaron para el sur, más para el lado de la Antártida. Tardamos mucho en llegar.
—¿Encontraron cuerpos sin vida?
—Sí. Había cuerpos sin vidas en las balsas. Y otros que murieron en el barco.
—¿Logró establecer alguna relación con los rescatados?
—Sí. Yo tengo contactos con muchos. Inclusive se hacen reuniones en Buenos Aires con la gente del crucero Belgrano o el Gurruchaga. Voy a Bahía Blanca y nos juntamos con ex combatientes, tenemos muchos contactos.
—¿Qué le parece la identificación de los cuerpos en Malvinas?
—Era lo esperado. Es muy triste llorar y no saber de un familiar. Me imagino cómo habrán sufrido hasta saber dónde estaban sus hijos. Es algo positivo lo que pasó.
—¿Dónde nació Rolando?
—Nací en General Alvear, Mendoza. Me radiqué en La Pampa en 1973.
—¿Siguió su carrera después de la Guerra?
—Seguí hasta el cambio de gobierno constitucional. Desde que vinimos de las islas, nos degradaron. Yo consideraba que no era justo y decidió dejar las Fuerzas Armadas a los 27 años.
—¿En qué sintió esa degradación?
—En el trato de la política, de la misma sociedad.
—¿Y las Fuerzas Armadas?
—Nos destrataban, nos ignoraban. Después del rescate del Belgrano, volví a Ushuaia y automáticamente me mandaron a hacer control de tráfico marítimo a Cabo Virgen, a los dos días, luego de haber estado 30 y pico de días afuera. Creo que no quería que contáramos vivencias, qué pasó, las cosas que no se hicieron bien. Pensándolo bien, era una Guerra y pasa de todo. Se los trató mal a los ex combatientes.
—¿Convivió con algún conscripto que fue llevado de golpe a las Islas?
—Sí. Conviví con conscriptos. Se los llevó muy pronto a la guerra, sobre todo a los que recién se incorporaron al Servicio Militar. Se cometió el error de llevar gente sin experiencia. Sinceramente, los argentinos pusieron todo allá, tanto los que quedaron, como los que volvieron. Eran chicos de edad, pero más hombres que ellos. Fueron jovencitos, pero eran hombres. Cuando llegaron las cosas, las enfrentaron con naturalidad y entereza.
—¿Cuándo fue a la Guerra, lo esperaban acá?
—Sí, mis padres, mis hermanos, mi señora. Hacía poco que me había casado.
—¿Después del conflicto cuándo la vio de nuevo?
—El 10 de mayo, la vi por un día y luego me llevaron 30 días a hacer control de tráfico marítimo. Ahí vi muchas cosas: eso de que los chilenos fueron aliados de Inglaterra, no hay duda, porque pasaban los barcos ingleses con bandera chilena. Fue un gran aliado y ayudaron a que Inglaterra ganara la guerra.
—¿Usted vio que pasaban esos barcos durante el conflicto?
—Yo los después de mayo, antes de que terminara la guerra. Los días más cruentos de la guerra, vi todo eso. Eso se informaba, pero no se podía hacer nada, porque Chile se decía un país neutral, pero pasaban los barcos ingleses.
—¿Piensa que hubiéramos tenido un conflicto con Chile?
—Sí. Ellos esperaban que reaccionáramos, para luego aprovechar las circunstancias.
—¿Dejó la carrera militar y a qué se dedicó?
—Empecé a trabajar en Cablo Pampeano, como Jefe de Mantenimiento, luego con una empresa de Buenos Aires, en venta de materiales. Representante de ventas en materiales de construcción, que es lo que hago en la actualidad.