El temido Rusia – Arabia Saudita , presentado con justicia como la apertura menos estimulante en la historia de los Mundiales, aprobó ampliamente el examen con un 5-0 del equipo local a costa de una selección que confirmó que las buenas intenciones no alcanzan en el fútbol, e incluso pueden ser contraproducentes.
Los autores de los goles fueron Gazinsky, Cheryshev -por duplicado-, Dzyuba y Golovin.