San Lorenzo se consagró campeón de la Liga Nacional de Básquetbol (LNB), por primera vez en su historia, al derrotar a La Unión de Formosa por 87 a 81.
Con ese resultado cerró la serie final con un contundente 4-0, frente a más de 3.800 espectadores que colmaron las instalaciones del gimnasio Héctor Etchart, del club Ferro Carril Oeste.
El equipo de Julio Lamas se impuso por 87-79 en el cuarto juego, el decisivo, en el que se destacó, como en muchos otros partidos de la temporada, Walter Herrmann.
El festejo del Ciclón le dio a la competencia un color y una calor distinto. Con una hinchada futbolera que durante todo el año apoyó masivamente al equipo, La Liga recuperó una intensidad que había perdido en los últimos años, tal como si vio anoche en el estadio de Ferro.
La contundente ventaja con la que se impuso en la final no resume lo que fue el torneo. Es cierto que partidó como favorito por varios motivos:
Contrató a uno de los mejores entrenadores del país, Julio Lamas.
Incorporó grandes figuras locales, como Walter Herrmann, Marcos Mata y Nicolás Penka Aguirre.
Tuvo la posibilidad de encontrar extranjeros confiables (Roquez Johnson, Bryan Matthew y Marcus Elliott) que, desde distintas funciones, aportaron en cada momento decisivo lo que más necesitaba el equipo.
Completó un plantel largo con jugadores que sin ser figuras resultaron muy rendidores (Fernando Martina, Bernardo Musso y Lucas Faggiano)
Y, por sobre todas las cosas, contó con el presupuesto más elevado de la competencia, fundamental para reunir todas esas virtudes.