El entrerriano Mariano Werner, con Ford, se consagró este domingo bicampeón de Turismo Carretera (TC) en El Villicum, en el departamento de Albardón de San Juan, tras un final polémico por un toque del ganador, el bonaerense Germán Todino (Torino) al uruguayo Mauricio Lambiris (Ford), que salió segundo y necesitaba triunfar para lograr el título, que opacó la emotiva despedida de la actividad del séptuple campeón, el saltense Guillermo Ortelli.
La final del TC, pactada a 20 giros al trazado sanjuanino de 4.620 metros, tuvo todos los condimentos para que el comisariato deportivo de la ACTC trabajara a destajo para confirmar la clasificación, ya que hubo una denuncia del uruguayo Mauricio Lambiris (Ford) contra el ganador, el bonaerense de Rivera, Germán Todino (Torino).
La suerte en las series fue dispar entre los tres principales candidatos a la lucha por el título, Mariano Werner, Mauricio Lambiris, ambos con Ford, y Agustín Canapino, con Chevrolet, primero, segundo y tercero, respectivamente, en la tabla de la Copa de Oro.
El uruguayo Lambiris fue el ganador de la segunda serie clasificatoria, y lo posicionó para largar en la primera fila de la final, junto al triunfador de la primera batería, el bonaerense Germán Todino (Torino).
Los otros dos postulantes al título, Agustín Canapino y Mariano Werner, culminaron terceros en la segunda y tercera manga, en posiciones expectantes en la grilla de largada de la final.
Cuando se apagó el semáforo en la larga recta del Villicum, picó en punta Lambiris y pegado a su cola el joven Germán Todino (21 años recién cumplidos), y lo acosó varias vueltas y le mostraba la trompa de su Torino en cada curva, pero el uruguayo se mantenía firme al frente.
La lucha de Canapino y Werner era intensa para ganar posiciones, sobre todo para el arrecifeño, que necesitaba descontar muchos puntos y terminar varios puestos delante del entrerriano y el uruguayo.
Promediando la carrera, en una de las últimas curvas del trazado sanjuanino, Todino quiso sacar al auto tras un acercamiento a Lambiris, y rozó con la trompa de su Torino la cola del Ford del oriental, y eso fue un golpe de escena fundamental.