El actor Pablo Echarri encarna a un villano “imprevisible y odioso” y afirmó que con cada nuevo proyecto en el que se involucra como productor, prefiere subordinar su rol de interprete al que lo pone al frente del desarrollo integral de una película o una serie televisiva.
“Mi expectativa artística está por debajo de mis expectativas como productor”, aseguró Echarri en una entrevista con Télam, y agregó que cuando leyó el guión que le acercó Grande para que se hiciera cargo del papel protagónico le pareció un argumento “excelente”, pero prefirió sumarse como productor y proponer a Leonardo Sbaraglia, porque sabía que “nos iba a abrir muchas más posibilidades comerciales”.
“Cuando leí el guión pensé que hacía falta un protagonista que elevara su nivel. Saqué del medio mis deseos artísticos y junto a los otros productores decidimos que Leonardo era la mejor opción por razones de coproducción, por su gran talento actoral, por su enorme prepotencia de trabajo y además porque el personaje debía tener un despliegue físico importante”, explicó el actor de «Plata quemada» y «El método», que acá se hizo cargo de un papel secundario.
En “Al final del túnel”, Echarri interpreta a Galereto, el líder cruel y desalmado de una banda de boqueteros que preparan el robo a un banco, para lo cual construyen un túnel justo debajo del sótano de la casa del protagonista, un hombre sin ganas de vivir, lisiado tras un accidente donde perdió a su mujer y su hija, que descubre el plan y decide apropiarse del dinero mediante una audaz estrategia.
“Cuando leí el guión que me acercó Rodrigo quedé de una pieza, porque era una idea muy inteligente y poseía un acerbo nacional muy vigente, el de los boqueteros. Además, había ahí una estructura de ingeniería narrativa muy astuta, con un género muy preciso y con una identidad argentina muy profunda”, recordó Echarri, quien también vio en el guión “una buena oportunidad comercial”.
En ese sentido, sostuvo que para elegir un proyecto como productor sus parámetros son siempre los siguientes: “Si la lectura del guión es rápida es porque es bueno, y si es vertiginosa -como en el caso del guión de Rodrigo- es aún mejor. Para mi cualquier proyecto debe tener un componente popular latinoamericano o argentino. Y en este caso era un guión excelente, de los que no abundan”, subrayó.
Como actor y productor de la serie “La Leona”, que se exhibe por la pantalla de Telefé, sostuvo que los frecuentes cambios de horario que sufre el programa se deben “siempre a una cuestión de rating. La serie no tuvo números impactantes y se fue alejando del horario central. Pero creo que hay una situación bastante cruel que tiene que ver con una forma de medición anacrónica que no responde a la aceptación popular que tiene la serie”.
“Me sumo cada vez más estratégicamente a los proyectos. Mis expectativas son más de construir y desarrollar que de actuar”, señaló Echarri, quien en “La Leona” interpreta a “un héroe con pies de barro más que a un villano. Un personaje que transita de la oscuridad hacia la luz. Y eso me apasiona, porque es un ser lleno de contradicciones y esos son los personajes que más me interesa interpretar”.
El actor y productor consideró que en la serie televisiva, el personaje de su pareja y actriz Nancy Duplaá “es una luchadora de extracto social popular y el mío es su contraparte, un personaje torturado, que vivió una infancia dura, con valores trastocados, que puede ayudar o vulnerar a las personas con su profesión”.
“Es tan imprevisible que coloca al espectador en una duda enorme. Y eso es algo que ningún productor haría. Es un personaje muy reconocible en la actualidad, un CEO, un licenciado en recursos humanos que puede dejar en la calle a mucha gente, sin que eso le provoque la más mínima emoción. Es un mono con navaja y detrás de su pulcritud tiene una gran insensibilidad e incapacidad para ponerse en el lugar del otro”, describió Echarri a su personaje.
“Sin embargo, a través del amor termina por darse cuenta de que hacer el bien es importante. Creo que alguien que sufre ante el sufrimiento del otro es muy difícil que pueda seguir despidiendo gente de una empresa”, matizó el actor, para quien en la Argentina de hoy se vive “una situación muy convulsionada, un álgido momento político donde dos ideologías se enfrentan sin eufemismos”.
Echarri admitió estar “muy contento y feliz” por volver haber visto por TV a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero prefirió no abundar en temas políticos de actualidad, debido a que siente estar experimentando “algo que tiene que ver con un alto nivel de exposición social al haber decidido dar mis opiniones políticas”.
“No le esquivo al bulto, pero me encuentro en la necesidad de opinar de una forma cada vez más acotada y precisa, porque debido a nuestras opiniones, otros actores o personajes públicos como yo terminamos siendo presa de titulares rimbombantes usados para generar polémica y para ser defenestrados”, advirtió.
Volviendo a la película “Al final del túnel”, Echarri explicó que su personaje “era de una dimensión atractiva. Sabía que lo iba a disfrutar. Pero quería ponerme en la cancha en el lugar donde más podíamos capitalizar mi presencia para que la película funcionara mejor”.
“Rodrigo tenía muy claro qué tipo de villano buscaba. El mío era un villano previsible y él sabía que debía poder pasar de ser un amigo a convertirse en un verdugo. Por eso debía ser imprevisible. Tenía que ser un malvado sádico, cínico y encantador, pero sin subrayar ninguna línea. Y todo eso está logrado gracias a la perfección del guión, más allá de mi capacidad actoral”, añadió.
La protagonista femenina del filme es la guapisima española Clara Lago, quien protagonizo la exitosa comedia «8 apellidos vascos» y su secuela «8 apellidos catalanes», además de «Tengo ganas de ti», «Fin» y «Ahora o nunca», entre otros filmes.