No son horas tranquilas para nuestra Selección. Al cúmulo de papelones sumados primero en Barcelona y luego en Rusia, ahora la saga parece no tener fin. En el día de ayer pareció que todo se encaminaba a un final, al menos, decoroso. Sampaoli dirigiría un sub 20 devaluado en un torneo menor y luego se decidiría su suerte. Parecía extraño pero esa era la información que surgía luego de la reunión entre el DT y el presidente y el vice de la AFA, Tapia y Angelici respectivamente.
Pero, hoy el panorama cambió y apareció lo lógico por sobre la irracionalidad, o la verdad por sobre las operaciones que instalan verdades a medias. Sampaoli se negaría a dirigir una Selección Sub 20 en un torneo menor (se permiten 11 cambios por partido, algunas canchas no tienen vesturaio y los tiempos duran 40 minutos) y paras el que ya varios clubes le estarían negando los jugadores. Es imposible saber si la primera decisión del DT fue cierta, solo los protagonistas lo saben.
Claudio Tapia y Jorge Sampaoli se sacan chispas. El presidente de la AFA se encontró con la negativa del entrenador de viajar a L’Alcudia, donde se disputará el tradicional torneo juvenil. El Zurdo de Casilda, que había aceptado hacerse cargo del Sub 20, le sugirió a Chiqui que dirijan al equipo Lionel Scaloni, que vive a una hora de la ciudad valenciana, y Matías Mana, el analista de videos. Tapia no quiere saber nada. Se mostró como un patrón de estancia. Y la cuerda se tensó.
ampaoli cree que es una mancha para su carrera dirigir un certamen que no es reconocido por la FIFA, que se juega en césped sintético y en el que se pueden hacer ¡11 cambios! Pero entregó la lista de juveniles y le pidió a Tapia que lo eximiera de viajar a L’Alcudia. Chiqui se puso duro. Y el hombrecito se retiró del predio de Ezeiza con la certeza de que está atravesando sus últimas horas en la Selección.
El viernes llegará al país Fernando Baredes, abogado del entrenador, y empezarán a delinear los números de la salida. El operativo desgaste está teniendo éxito. A Sampaoli le rodearon la manzana para que dejara su cargo. Aunque el santafesino siempre dijo que pretende «una revancha»,los dirigentes nunca estuvieron dispuestos a dársela. Tampoco, a hacerse cargo de la millonaria cifra que desembocaría un despido ahora mismo: 8.624.000 dólares.