Claudia Guebel, la empleada del Congreso que denunció en la Justicia al senador Juan Carlos Marino por abuso sexual, habló por primera vez en los medios y dio detalles de la situación que vivió en el despacho del legislador radical pampeano.
«Toda mi vida no hice más que estudiar y capacitarme para poder desarrollarme en la política. No lo logré por este tipo de situaciones. Lo que está en juego no es la honorabilidad del senador, sino la marca indeleble que dejó en mí. Me removió todo ver a las actrices denunciando», dijo Guebel, quien lleva dos décadas como empleada en la Cámara Alta y «más de 30 años de militancia» en la UCR.
«Siento tanta vergüenza… yo no quise hacer esto público, pero se filtró. (La situación de abuso) ocurrió a principio de año», comenzó la denunciante, que es politóloga especializada en temas de defensa nacional.
En diálogo con Nelson Castro por radio Continental, Guebel explicó que aceptó trabajar con Marino porque preside la Comisión de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia y ella creyó que «era el mejor lugar para desarrollarse».
De acuerdo a su denuncia, un día de principios de 2018, luego de «firmar una planilla», el senador le «hizo con el dedito el gesto de ‘vení para acá'».
«Sin mediar palabra, el tipo avanzó a manosearme los pechos. No viene al caso decir cómo estaba vestida. Pero yo cuido mucho el vestuario. Tengo un exceso de formalidad. Era insólito que metiera la mano por debajo de un saco de sastre. Me quedé atónita, temblorosa, con miedo», recordó Guebel.
Luego le dijo: «Te voy a estar llamando. Voy para allá. Decime donde estás (por su casa) que nos vamos a ver».
Además, la mujer sufrió otra situación de abuso «peor todavía» en el mismo lugar con el jefe de despacho del senador, Pedro Fiorda.
«Haciendo uso de su poder e influencia, me dijo que tome asiento, me explicó que Marino tenía vocación de ser gobernador y que tenían en la manga un ‘as de espadas’ contra su principal contrincante en la interna de Cambiemos (Carlos Mac Allister) en La Pampa. Una denuncia por pedofilia. Le pedí que me firme un papel, lo hizo y luego me tomó de los brazos, me apretó y me introdujo la boca con una furia… no sabe el asco que me dio», siguió la mujer.
La denuncia de la asesora fue sorteada y la investigación recayó en el juzgado de Ariel Lijo y en la fiscalía de Ariel Delgado.
«Espero que esto sea un antes y un después para las mujeres que trabajan en política», cerró, conmovida.
