Las lluvias de los últimos días «alcanzan para terminar el ciclo» de la soja de primera, aunque no lograron contrarrestar los efectos de la reciente ola de calor, afirmaron técnicos de la zona núcleo consultados por la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
«El cambio en las reservas de suelos es total: de predominar áreas en sequía y escasez una semana atrás a niveles óptimos en los sectores centro y noreste, con núcleos de exceso en Santa Fe y este de Córdoba», explicaron desde la entidad rosarina, que destacó que «prácticamente toda la región pampeana recuperó niveles de humedad adecuados».
Sin embargo, las secuelas de la ola de calor persisten, con una reducción significativa en las expectativas de cosecha y así el potencial de soja de primera registró pérdidas de entre 20% y 30% en los cultivos de la zona núcleo.
En la última semana en la región núcleo se registraron lluvias con acumulados de más de 70 mm, que prácticamente cubrieron la totalidad de la región pampeana: El valor más alto, 168 mm fue medido en la localidad de Pozo del Molle, Córdoba, seguido por Lincoln, en Buenos Aires, con 142 mm.
En función de las precipitaciones recibidas, las reservas de agua en el suelo aumentaron considerablemente respecto a la semana pasada.
Las condiciones son adecuadas en gran parte de la zona GEA, con algunos núcleos aislados de escasez en el norte de Buenos Aires y noroeste del área GEA, donde se requieren en los próximos quince días, acumulados entre 40 y 80 mm para alcanzar el estado óptimo de las reservas.
La humedad del suelo alcanzó niveles óptimos en los sectores centro y noreste, con núcleos de exceso en Santa Fe y en el este de Córdoba: En el centro los valores oscilan entre los 20 y 40 mm y en Buenos Aires y sur de Santa Fe se requieren entre 60 y 90 mm; y en el Oeste de Córdoba, Norte de Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco, 30 a 200 mm.
La segunda semana de febrero cambió radicalmente el comportamiento pluvial deficitario que se había instalado desde mediados de enero.
El ingreso de un sistema frontal hacia el centro del país provocó la interrupción definitiva de la ola de calor que llevaba varios días ejerciendo una importante exigencia térmica sobre personas y cultivos; y el desarrollo de una sucesión de lluvias y tormentas de considerable volumen que con mejoramientos temporales concluyeron con importantes acumulados y un nivel de cobertura bastante generalizado.